1 de marzo de 2009

El mejor

Pues sí, nos reunimos alrededor de las 6:30am el sábado 28 de Febrero para ir a rodar a Etzatlán. El Sleepy como es costumbre, llegó tarde. Y también como es costumbre a Ricardo Bribiesca no todo se le presentó como lo deseaba y no llegó. En fin, ahí vamos Leo, Oscar, Arturo, Víctor, Sleepy, Chava y su servilleta en 3 vehículos por la carretera y en una hora llegamos al punto de partida. Indumentaria, alistar corceles, mochila, víveres... estábamos ya casi listos cuando el buen Víctor lanza la pregunta de los 60 mil: "Pablo ¿crees que haya mucho polvo?". No maaaaa... ciclismo de montaña, saaaaabeeee!!! Creo que acababan de hacerle manicure y un facial (es decir, limpieza del rostro) y andaba preocupado por ello.


Una vez disipadas las dudas, a pedalear. Muy fresquecito, unos 12 grados; de todos modos nos fuimos relativamente ligeros ya que la temperatura no tarda en subir. Apenas habíamos rodado unos 5 Kms por la carretera a Ahualulco y vemos el tráfico detenido. Enseguida, un "encontronazo" entre dos autos... vaya, y luego dicen que el ciclismo es peligroso. Seguimos de largo con mucho cuidado, esquivando montones de tierra y vehículos, esto debido a que hay obras para ampliar la carretera. Tomamos la desviación hacia Ameca y ya rodamos más tranquilos, hasta me dí oportunidad para tomar fotos.


Llegamos a la terracería e hicimos una pausa para eliminar líquidos innecesarios y atender la bicicleta del buen Chava, ya que en el taller se la dejaron con el poste del manubrio hacia abajo... lástima que no recuerdo el nombre del taller, para no llevar mi bici ahí. Resuelto el problema, a seguir pedaleando. Aunque el paisaje está relativamente seco por la temporada sigue siendo atractivo ir en medio de sembradíos de caña y cerros arbolados. Pasamos Las Jiménez y entonces sí llegó lo sabroso: unas subidas bien exigentes. Aqui fué donde Salvador de plano venía muy fregado pero no se rendía. "Ya estoy aquí, ni modo de rajarme" dijo en una de esas que lo esperamos. ¡Esos son hombres! Con todo y que venía verde después de aventar las tripas, nos acompañó a ver las ruinas de la compañía minera. Un pequeño relax, fotos y a seguirle que todavía faltaba subir. Y así como nosotros, también la temperatura iba subiendo: 33 grados.


Llegamos al punto más alto, nos reagrupamos y ahora sí ¡bajan! En un pequeño atajo desciendo primero y luego volteo a ver al Sleepy, quien a punto está de seguirse derecho por el voladero... pero alcanzó a frenar como Los Picapiedra y no hubo problema. A buena velocidad entre las curvas me pasa Víctor y ahí voy en inga persiguiéndolo... también el Mora muy bravo para bajar con todo. Y así rapidito llegamos a El Amparo, con la sorpresa de que estan estrenando kiosco. ¡Orale! Por supuesto, la foto obligada. No faltó el perro pulgoso de rancho que se arrimó y también estuvo en la sesión fotográfica. Enseguida a la tienda por un refresquito y una botana antes de continuar con la última subida. Aquí fué donde empecé a sentir el rigor y me pesó el ascenso, en parte por el calor: 36 grados. Y sin embargo, nadie perdía el entusiasmo. Chava al pasito pero ahí venía.


Visita obligada al mirador, después de una bajada muy rápida entre curvas... hay que tener cuidado, si no es un vehículo que aparece, las vueltas cerradas lo sacan a uno. Una bonita vista y a continuación ¡abróchense los cinturones! Entramos al singletrack y sin mayor preámbulo comenzaron las raíces, las piedras, los escalones... vaya que se requiere técnica y control de la bici. Voy por delante aplicandome lo mejor posible al manubrio; Mora me pide detenernos un momento para reagruparnos. Y otra vez ahí vamos, cada quien bajando como mejor puede. Cabe notar que así como en la subida Salvador venía sufriendo, en el singletrack se deschongó y bajaba como todo un pro. ¡Quien lo viera!


En una de esas tomo una pequeña desviación y al llegar a un escalón lleno de piedras, pierdo el control y me dá un calambre. Tuve que detenerme en seco y Chava que venía por atrás me esquivó mostrando una vez más muy buena habilidad con la bicla. Total que ahora tuve que ir en la retaguardia del grupo, conteniendo el calambre. Nos reagrupamos adelante y a seguir con las maniobras. Este singletrack no es muy rápido debido a que tiene muchas curvas bien cerradas, pero es muy, muy exigente, no hay tiempo de parpadear. Pasamos un último cancel y veo una cruz... "por aquí no es, no recuerdo esta cruz". Detengo al grupo y me regreso, Oscar confirma que efectivamente el descenso es antes. Retomamos y es una última bajada con buen manejo, que termina con un escalón bien altito. Yo pasé primero y si sentí que la virgen me llamaba, pero lo superé bien. Luego Mora y después Chava. Señores, mis respetos, descendieron con mucho aplomo a pesar de no conocer la ruta. Incluso Salvador se dió el lujo de repetir este tramo, para deleite de todos nosotros. Y esto a pesar de que el sol se volcó sin piedad sobre nuestras cabezas: 40 grados. Nunca me había tocado tan alta temperatura en una rodada.



Finalmente, entramos al pueblo y los llevé a almorzar a la Lonchería La Negra (se las recomiendo), a quien tenía como 20 años sin ver y me dió mucho gusto saludar. Y así, en medio de tortillas hechas a mano, guisos caseros y unas cervezas bien frías pa'la calor, brindamos por lo que fué una muy buena rodada incluyendo el mejor singletrack que he bajado en lo que va del año.



Así fué...




2 comentarios:

  1. Que onda mi estimado Gume!
    Pues felicidades ya que se nota que le estas poniendo empe#o en recuperar la condicion fisica despues de las pachangas decembrinas. Asi se hace colega, animo a ver que carrera pedestre se nos hace correr este a#o.

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