10 de abril de 2008

Vuelta al río (rilouded)

Con la mejor intención de rodar sin detenerme más que para lo mínimo indispensable, me lancé al bosque de La Primavera este domingo pasado para realizar este recorrido de 70 Kms. Por problemas en la logística, salí de mi casa hasta pasadas las 10:30 del nuevo horario, o sea, ya tarde. Comencé a buen ritmo, en menos de una hora ya estaba en el Km 8.5, y a la hora con cuarenta y cinco minutos llegué al final de Toboganes... en esta ocasión, nada de caídas ni raspones, como que ahora sí la bici traía piloto. Muy pocos ciclistas en la ruta... más bien gente en día de campo. En la subida a obsidianas comencé a ver mi suerte: el calor a todo lo que daba, el terreno bien resbaloso y los líquidos escaseando. Llegué a la conclusión de que lo mejor sería tomar el "atajo" hacia el río de agua caliente. Con lo que no contaba es que, por bajar rápido, se me pasó la desviación... ya que, a seguirle hasta el río seco. Y la subida que sigue... pensé que me costaría mucho esfuerzo, pero de pronto ya estaba hasta arriba. Comienzo el regreso a un lado del río, mucha gente con tiendas de campaña, carne asada, bañándose y jugando en el agua... dan ganas de quedarse, pero debo seguir. Me encuentro con unos ciclistas que vienen en sentido contrario y sigo por donde vienen. No conocía esta vereda, que sigue bordeando el río del lado contrario al Cañón de las Flores. Está divertida, tiene algo de manejo. Más adelante cruza el río pero entre que no conozco y entre que el terreno está lleno de hojarasca, se vuelve confuso el camino. Y encima el cansancio, que ya se hace presente... me desespero y decido retomar hacia arriba para encontrar el camino conocido. Afortunadamente no tardo en encontrarlo y a seguirle. Me preocupa el agua, ya casi no traigo y la boca muy reseca... y falta subir al Cañón de las Flores. Decido seguir por el camino empedrado a tomar el atajo, ya que de cualquier manera la subida por ahí está imposible, así que prefiero rodar. Como puedo llego al pueblo y hago una pausa para reabastecer líquidos. Un par de coquitas bien frías (¡aaahhh!), estiro las piernas y vámonos, ya solo falta la carretera.

Sin mayores novedades, llego a mi casa después de 4:24 horas. No estuvo tan mal, pensando en las condiciones climatológicas (el termómetro llegó hasta 36 grados). Eso sí, llegué muerto. Y muy sediento, el resto del día me la pasé tomando agua (bueno, se alcanzaron a colar 3 chelitas, jejeje). Una muy buena rodada, a buen ritmo. Así fué...

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