21 de abril de 2008

Amatlán, un año después

Definitivamente es mejor pedalear con unos buenos camaradas que hacerlo solo. Empero, hay que fijarse a quien invita uno: si vas a llevar a alguien que trae la llanta ponchada justo antes de empezar, y luego por no saber instalarla, fastidia la cámara de refacción y hay que detenerse varias veces para re-inflarla y luego volver a detenerse para volver a cambiar cámara... no en balde la sabiduría popular acuñó el término aquel de "más vale solo que mal acompañado". Como no soy delator, no mencionaré nombres, simplemente dejaré que las fotos hablen por sí solas...


Jajaja, pobre "sujetillo" Samir, ya se está convirtiendo en cliente frecuente de la carrilla de este blog. Anyway, el sábado pasado me levanté tempranito, preparé mis cosas mientras desayunaba un plato de avena (¿o desayunaba la avena mientras preparaba mis cosas?) y justo a las 6:33 me llama al cel el sujetillo. Paso por él al Walmart de Niño Obrero, dejamos su Jeep en la cochera de mi casa y salimos con rumbo a Av. Vallarta y Aviación. En el 7-Eleven ya estaba esperándonos el buen Enrique Arroyo, y como éramos los únicos 3, cambiamos las biclas a su camioneta y ¡fuga! hacia Etzatlán. Sin mayores contratiempos llegamos a eso de las 8:00 al punto de partida, eliminamos lo que el cuerpo no necesitaba y nos preparamos para rodar. Justo a las 8:30 estábamos ya encima de las biclas pedaleando por la carretera, el clima fresco pero agradable (13 grados) y el sol a nuestras espaldas.






En poco tiempo llegamos al crucero de San Marcos donde nos detuvimos por una fuga de aire en la cámara recién instalada en la bicla de Samir. Solamente la infló y continuamos para encontrarnos pronto con el primer ascenso, el "fácil" de la ruta. Enrique a un paso tranquilo se quedó un poco rezagado mientras el sujetillo y su servilleta subíamos a ritmo. A media subida hubo necesidad de re-inflar la llanta y al llegar a la cima de la ruta (justo en la frontera entre Jalisco y Nayarit) de plano nos detuvimos para que el sujetillo reparara de una vez por todas ese problema.




Algunas fotos, problema de la llanta resuelto y abrochénse los cinturones, ya que comienza el descenso. Yo sugerí que se la llevaran tranquila, pero el buen Samir lo tomó al pie de la letra y de plano bajó a paso de triciclo Apache; yo me lancé sin mucha precaución, después de esperar a Enrique en una curva, lo volví a alcanzar y solté los frenos, sabía que venía la parte más rápida. Lo pasé hecho la... ¡duro! y los números del velocímetro subiendo hasta llegar a 81 Km/Hr. ¡Vaya, sí que se agarra velocidad en esta bajada! Al llegar a Pie de la Cuesta me detuve, enseguida llegó Enrique y un par de minutos después el sujetillo... literalmente colgado de las palancas de los frenos. No venían bien ajustados y casi tuvo que aplicar la técnica "picapiedra" para disminuir la velocidad. Después de un pequeño ajuste seguimos nuestro camino, un tramo de unos 6-7 Kms. hasta Amatlán de Cañas relativamente parejo, solo que los últimos 500 Mts. previos al pueblo es otra buena bajada.





Total, 1:30 Hrs de recorrido, pausa para una coca y un pan, alimento digno de campeones.




En la tiendita nos encontramos con un don muy buena onda que nos dice "no muchachos, pos pa'ustedes la bajada y la subida es lo mismo, cuál problema". Caray, nos hizo sentir bien. Ahora sí que aplicó la de "no importa cómo le des, sino cómo te ves". Dimos el "gatazo". En fin, buen refrigerio pero había que volver a la realidad: a subir de regreso. Y empezando... esa primer subida saliendo del pueblo vaya que está empinada, hasta la llanta trasera se patina. Para esto, la temperatura ya era también factor, arriba de 30 grados. Y justo en Pie de la Cuesta (no por nada el nombre) empieza lo sabroso: 12 kilómetros de pura subidita. El buen Samir pronto se adelantó, mis respetos, muy buen trepador, con todo y el plato de 39d. Enseguida su servilleta y un poco más atrás Enrique, quien a pesar del rigor de la trepada no se rendía. Aún faltando 300 Mts de subida me encuentro al sujetillo y juntos esperamos a Enrique, quien unos minutos después llega con un rictus de dolor en la cara, se acerca y le digo "¿qué tal la subidita?" a lo que me vé con ojos de cuerno de chivo y exclama desde lo más profundo de su corazón "¡PUTO!". Jajajaja, la neta me dió mucha risa. Es aquí cuando compruebo que en realidad esta subida sí está cañona, siempre había venido solo y ahora mis compañeros de pedaleada me comentan que es lo más complicado que les ha tocado subir en ruta. En fin, a seguir que todavía falta.






Ah, cómo hubiese querido detenerme aquí...


Adelante reabastecemos líquidos y finalmente alcanzo a Samir en la parte más alta quien me espera para la foto de la "frontera" entre estados. Tuvimos un pequeño diálogo con un motociclista que viene de regreso y enseguida viene Enrique, contentote de terminar el trepadón, tan así que ni siquiera se detiene...



En la bajada nos desquitamos del sujetillo y lo dejamos atrás, aaahhhh, qué a gusto se siente el descenso después de la subida tormentosa... son de esas veces que ya no sabe uno ni que parte del cuerpo duele más. En San Marcos hacemos fila india y a rodar rapidito a pesar del viento en contra, el sujetillo y yo veníamos haciendo turnos adelante, Enrique ya cansadón nomás se pegaba a la rueda. Finalmente, después de 82 Kms. y 3:40 Hrs. llegamos a Etzatlán. Muy buena rodada, le bajamos al tiempo estimado y para rematar con broche de oro pasamos a Teuchitlán a disfrutar de unos buenos mariscos y unas chelitas bien heladas como justa recompensa al esfuerzo realizado.






Así fué...

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