4 de enero de 2008

Toma chocolate, paga lo que debes

No, no me refiero a la cuesta de Enero (mis deudas datan de mucho antes, jejeje) sino más bien a una rodada que hice junto con unos buenos camaradas por el rumbo de Etzatlán el pasado 10 de Noviembre (lo sé, ya llovió...). Una gran disculpa por no publicar antes las fotos, pero finalmente aquí las tienen:






















Fué una buena ocasión, al principio mucha neblina y algo de frío en la carretera, pero al llegar a la terracería el calorcito ya se dejaba sentir. Montón de flores moradas por doquier; desconozco el nombre pero me resultan muy bonitas. Luego vino el ascenso el cual en su mayor parte no tiene mucha pendiente pero sí que está bien tendidito, así que es exigente. Más o menos a la mitad, justo en la comunidad de Las Jiménez, se encuentran unas ruinas de lo que pareciera una ex-Hacienda pero que en realidad eran instalaciones de la compañía minera Amparo Mining Co. Nos detuvimos para conocer el lugar (excepto por Ricardo, a quien ya se le cocían las habas por llegar a degustar la avena) el cual es como una pequeña ventana al pasado. Estuvimos platicando con un lugareño que nos trató con mucha amabilidad y se veía ávido de contarnos la historia de este sitio. Una vez tomado las respectivas fotos y acabado con la reseña, retomamos el ascenso hasta lo más alto de la ruta en donde encontramos a Richard y a Charlie... no sé porque en ese momento me acordé de la populachera canción que va algo así como "... y la hierba se movía, se movía, se movía", jajajaja. Enseguida bajamos a toda velocidad a El Amparo, en donde hicimos pausa para tomar una coquita bien fría (¡aaahhhh!). Ya con el sol en todo lo alto proseguimos con el último ascenso, que para entonces ya requería mucho esfuerzo en las piernas. Afortunadamente todo lo que sube tiene que bajar y comienza una bajada muy rápida por terracería llena de curvas y mucha piedrita suelta... de pronto el buen Richard realiza un aterrizaje forzoso cortesía del bloqueador de la llanta trasera que tuvo a bien zafarse. Gajes del oficio. Llegamos al mirador que está justo por debajo de la Cruz de Quesada y nos detenemos a contemplar el paisaje desde lo alto.

Finalmente, la sección de la ruta por la cual vale la pena realizar todo el ascenso a través de los cerros... singletrack técnico ¡diversión pura! Voy por delante ya que soy el guía en esta ocasión y empiezo de muy buena gana a bajar por un camino estrecho entre piedras, raíces, escalones, espinas y demás. La vereda ha cambiado después de la temporada de lluvias y hay algunos pasos complicados, de tal suerte que en una de esas se detiene en seco con una piedra mi llanta delantera y ¡bajan! Lo curioso es que no tuve ni tiempo de desengraparme, de alguna manera me quedé enredado con la bicicleta y solo sentía como me iba deslizando despacito hacia un lado, jajajaja, ahora me acuerdo y me dá risa, pero en ese momento pensé que iba a bajar el cerro por entre los matorrales. Afortunadamente llegó la ayuda y me reincorporé para seguir descendiendo. Mucha piedra suelta y muchas curvas muy cerradas... realmente es exigente este singletrack, pero por supuesto que vale la pena.

Al final el buen Charlie ya venía como llanta ponchada, todo desinflado, pero llegamos a casa de mi papá y la recompensa al esfuerzo no se hizo esperar: chilaquiles con huevito y una avena de pocas... ¡aaahhh, qué alivio! Richard creo que se tomó como un litro y todavía pidió para llevar, no inventes, a ver cuándo lo vuelvo a invitar... jajajaja, lo bueno que ya por fin le dieron la receta, así se puede preparar él mismo.

Total, una muy buena y típica rodada en bici de montaña, con ponchaduras, caídas y toda la cosa. Así fué...

1 comentario:

  1. Muy interesante las reseñas y muchas gracias por lo SOFT que te viste para con este, quien escribe. Te hago llegar saludos afectuosos y desearte un feliz año nuevo y que te recuperes del OJ.......

    Espero verte por los campos de amapola pedaleando tu poderosa Specialized... a ver que otro dia volvemos a hacer Etzatlan o alguna otra ruta de por ahi.

    Saludos,

    El Richard.

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