28 de mayo de 2008

Leyendas del Ciclismo

Así es estimados lectores de este blog, en esta ocasión no relataré alguna experiencia propia o que haya atestiguado, solo se trata de una leyenda de esas que no se sabe si son ciertas ó falsas pero que resultan, por lo menos, entretenidas e ilustrativas, y por lo tanto se vuelven dignas de ser contadas. Así pues, conste que no trato yo de probar hecho alguno, solo transmitirles el relato para que lo conozcan, espero lo disfruten...

Érase una vez un par de ciclistas rodando por las carreteras de Jalisco, en el tramo que va de Ameca a Ahualulco (o de Ahualulco a Ameca, como lo quieran ver). Uno de ellos, el buen Samir con su corcel recién salido del área de restauración del Museo de la Bicicleta, y el otro conocido como Luis Pablo, ambos buenos compañeros de la pedaleada tanto en el pavimento como en la tierra. Un buen día para rodar a pesar del calor típico de Mayo, la temperatura se mantenía por debajo de los 30 grados y con algo de viento. Después de 45 Kms. recorridos, justo en la recta previa para el ascenso de regreso, Luis Pablo le comenta a Samir:

- "Ey, Samir ¿me puedes vender un kilo de tortillas?"
- "¿?"
- "Ja, ja, ja, pura carrilla mi buen Sujetillo, pero si gustas traigo aceite para tu cadena"
- "No creo necesitarla Sujetillo, pero igual si quieres paramos justo antes de la subida"
- "Zas, adelante en una sombrita"

Luego se detienen a un lado de la carretera, Luis Pablo saca el aceite de uno de sus bolsillos mientras Samir coloca su bicicleta en posición invertida. Vierte el líquido sobre la cadena para lubricarla y continúan con el recorrido. Pero en los primeros pedalazos la cadena se brinca de los engranes. "Espera, sujetillo" dice el buen Samir y se detiene para volver a colocar la cadena. Otra vez arriba de la bicla y otra vez la cadena se brinca. Luis Pablo no puede contener la risa después de ver que sin aceite la cadena estaba funcionando bien y ahora lubricada nomás no sirve. "Sujetillo, ya dime la neta ¿qué tipo de aceite es ése?" le reclama Samir, Luis Pablo riendo dice "es que venías muy rápido, tenía que bajarte el ritmo de alguna manera, ja, ja, ja". Tercer intento, tercera ocasión que la cadena se brinca pero ahora de plano ni pa'trás ni pa'delante... revisan y resulta que se rompió un eslabón. Ah, estas bicicletas antiguas... "ja, ja ¿más aceite para tu cadena, mi buen Samir?" Afortunadamente, Luis Pablo trae la herramienta necesaria y se disponen a arreglar la cadena. Después de unos minutos, un eslabón menos y las manos como de mecánico de vulcanizadora, la bicicleta lista para continuar el camino. "Qué gacho sujetillo, en vez de aceite era ácido para disolver metales" comenta Samir. "Lo que pasa que tu bicicleta se indigesta con el aceite, ja, ja, ja".

Y así, ambos ciclistas siguieron pedaleando, perdiéndose entre los caminos de la Sierra Madre Occidental... nunca más se volvió a saber de ellos pero hay quienes aseguran que por las noches aparece en la carretera un espíritu chocarrero a bordo de una bicicleta antiquísima con la cadena rota y escurriendo aceite, pronunciando un lamento tenebroso: "¡Aayyy mi cadenaaaa...! ¡Aaaayyyy mi cadenaaaaa...!"

1 comentario:

  1. Yo también he escuchado acerca de esa leyenda.....y dicen que de esa leyenda surgio la película de "Brokeback Mountain"......digo no me consta....y como siempre suele ocurrir le cambiaron el nombre a los protagonistas, que obvio en la pelicula no se llamaron ni Samir ni Luis Pablo.....Saludos del "envidioso" Arturo

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