21 de agosto de 2007

Spa gratuito

O por lo menos, la mascarilla de barro en todo el cuerpo. El sábado pasado (18 Ago) regresé al MTB después de 3 semanas de inactividad, y que mejor manera que haciendo una de las rutas favoritas: Atemajac de Brizuela. ¿Les había dicho que tiene un singletrack maravilloso? Esta vez se juntó una buena banda:



El día pintaba bien: clima agradable, soleado, buen ánimo, bicis listas, peeeeeero... no había dado ni el primer pedalazo cuando ya tenía las zapatillas llenas de lodo. Ni siquiera podía engraparme. Primer aviso de como estaría el resto de la ruta. En el primer ascenso me la llevé tranquilo ya que no traía la condición suficiente, así que "payasito, para que te quiero". En los descensos había que cerrar prácticamente los ojos para evitar que entrara el lodo que salpicaba por todos lados.





Decidimos subir a la cruz para admirar el paisaje pero ¡oh sorpresa...! Nublado. De todos modos aprovechamos para un "break" y comer algo.





Al bajar de esta parte y cruzar una pequeña ranchería, la primer visita forzada al suelo: había una pequeña canaleta y varios decidieron brincar aprovechando el vuelo de la bici... error. Con lo resbaloso del barro sufrieron un aterrizaje forzoso. Como fichas de dominó. Nada de consecuencias, afortunadamente.




A estas alturas, las biclas ya habían "engordado" bastante, cortesía del siempre presente lodazal:




Con todo y la carga extra, ahí vamos a ritmo en la subida a la piedra balanceada. Luego llegamos a la parte más alta del recorrido y recobramos el aliento y aprovechamos para tomar unas fotos antes del "tenebroso" descenso: un singletrack muy técnico, lleno de piedras, raíces y escalones, seguido de una bajada pronunciada en camino ancho tapizado de barro resbaloso. ¿Así, o le agregamos más emoción?









Yo salí en medio del grupo, normalmente me aviento sin miedo a la muerte, pero en esta ocasión no traía mucho manejo que digamos, así que bajé muy precavido. Al final del singletrack nos reunimos para esperar a todo el grupo y ahora sí salí por delante para continuar por la "resbaladilla"; nuevamente, mucha precaución. Cualquier exceso de confianza, suelo seguro. Llegando a Juanacatlán bajamos por una calle donde hay una zona pedregosa en descenso que requiere manejo, seguida de, adivinaron, terreno resbaladizo. El buen Samir (un "sujetillo" greñudo que aparece por ahí en las fotos) me venía comentando que "hay que tener cuidado, si entras mal esgado con la bici te resbalas y caes". Y, cual profeta, así acabó Samir:



Lástima que venía adelante y no pude apreciar en todo su esplendor su depurada "técnica alemana de parado en seco para la búsqueda de monedas y tesoros enterrados", juar, juar, juar.

Sin mayures novedades, llegamos a Ferrería para un descanso y una obligada "coquita" bien fría...





En ese momento a mí de plano me llegó el "bajón" y ya meramente me dediqué a rodar para llegar, el cuerpo ya había dado lo que tenía que dar. Definitivamente no era mi día, pero como siempre disfruté de una muy buena rodada en compañía de buenos amigos, quienes se preocupan por amenizar el evento con sus caídas para que tengamos anécdotas que contar a nuestros nietos, jajajaja.

Así fué...

1 comentario:

  1. Felicidades mi buen Gume. Los rumbos por Atemajac e incluso Tapalpa estan de pocas y mas en tiempo de aguas que se pone todo verde. Muy padre zona.

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