29 de junio de 2009

A falta de aceite

Después de que amablemente le ofrecí aceite al sujetillo Samir para la cadena de su bicla, una vez ruteando allá por Ameca, y que enseguida se diera la circunstancial coincidencia de que la cadena tronara, resulta que ahora ya se me aplica el "sospechosismo" por default.

El sábado pasado el par de ambos dos nos lanzamos por la carretera con rumbo hacia Tala. Todo tranquilo, cielo nublado, poco viento... a gusto. De regreso pasamos al Otso para abastecernos. Nótese que cada quien tiene un concepto un poco diferente de cómo un atleta profesional de alto rendimiento debe alimentarse:



Claro, también depende de las necesidades. En mi caso y ante la subida de retache, había que echar mano de un aditivo. Cosa que de cualquier manera sirvió de muy poco: ¿cuándo voy a alcanzar a Samir en una subida? Total, pasamos el retén militar y hasta eso, no acabé tan fregado. Vengo por delante pasando el Cañón de las Flores, volteo y nadie. ¿Y el sujetillo? O... ¿hasta ahorita funcionó el Red Bull? Naaahhh... me alcanza a baja velocidad y se empieza a quejar amargamente que un alambre que yo le aventé (nótese la sentencia incriminatoria) se enredó en su llanta trasera y fastidió la válvula, trayendo como consecuencia una llanta desinflada. Ahora resulta... bueno, acá entre nos, como en esta ocasión no traía aceite me dije "¿cómo haré para bajarle el ritmo? Ah, lo tengo, un alambre de tendedero, de esos que no es raro encontrar en cualquier carretera mexicana". Y como no queriendo, resultó chicle y que pega, jajaja...

Total que nos detenemos, le ayudo a cambiar cámara y hasta le presto mi bomba (y aún así dudan de mis intenciones). Media hora en todo el proceso debido a que fué un desmother, primero, quitar la llanta, y luego volverla a montar. A punto de quedar a la presión adecuada cuando de pronto, se pasa de galleta el Samir y "ppssssssssss!!!!" degolla por completo la válvula. Ya te digo... a repetir todo el procedimiento. Y conste que no fué mi culpa.

Finalmente logramos completar la reparación con éxito y proseguimos. Ya venía celebrando que me iba a escapar de toda vicisitud ante la proximidad del Periférico de la ciudad cuando ¡zas! mi llanta trasera baja. Ponchadura. ¡Joder! Y todo por una mugrosa grapa (metálica, claro). Cambio cámara, comienzo a inflar y... no retiene aire. Aplico un parche cerca de la válvula, todo muy bien, monto otra vez, inflo y... ppssssss... ¡me lleva! En una vulcanizadora nos moriríamos de hambre. Lo bueno que todavía tenía una cámara en buen estado extra, instalo y vámonos.

Al pasar Concentro nos despedimos, cada quien pa'su rumbo. Curiosamente, en uno de los bolsillos del jersey de Samir noto que trae una engrapadora, mientras se aleja raudo y veloz... ¿coincidencia?

Así fué...

4 comentarios:

  1. No cabe duda que eso de amor a distancia no trae nada bueno, no´más dejo un momento a mi parejota y ya se encontro a otro que hasta lo anda ponchando....digo por aquello de la engrapadora con la llanta ! En fin...como el buen LP es muy buen Bro....le presto a mi parejota en mi ausencia...

    ResponderBorrar
  2. Par de estilistas... ya el secreto en la montaña les quedo corto. ya se me hacia raro no verlos en la montaña. rodando de parejitas agarrados de la mano...cuando menos disimulen.

    ResponderBorrar
  3. De acuerdo con uds. , como uno dice...oiga compadre que ud dijo que que me había visto una Almorrana ?? A ca´on !!! si yo solo dije que como que se le sentía !!

    ResponderBorrar
  4. Como pueden ver, no solo el sector albañil ni el bolero (de los que lustran zapatos) cuentan entre sus filas con distinguidos personajes, el ciclismo también tiene finísimas personas que, para mejorar nuestro acervo cultural, afortunadamente comentan los artículos de este blog... ¡más mezcla maistro!

    ResponderBorrar