10:30 Hrs., Tequila, Jal., plaza principal. Arranca todo el pelotón siguiendo a la patrulla. El grupo puntero jala fuerte y, aunque me repito constantemente que es una prueba larga y debo administrarme, la inercia me jala y el ritmo cardiaco va por encima del 90%. Está nublado, el clima es fresco. Pronto dejamos las calles del pueblo y entramos a camino de terracería. Los primeros ponchados van quedando rezagados. Cruzamos una carretera y de pronto el pelotón se detiene en un camino empedrado. No entiendo bien qué pasa, duramos unos 5 min a vuelta de rueda y por fin se retira la cuatrimoto. La estampida no se hace esperar. Veo a un fulano de mi categoría a la distancia. Como no he visto a muchos, él será mi referencia. Mi pulso ha bajado pero debo limitarme para no cansarme antes de lo debido. Después de unos kilómetros llega una bajada muy fuerte en empedrado; aprovecho para rebasar a varios ciclistas; delante de mí viene uno de la categoría "Principiantes" bajando como en tobogán. "¿Cómo un principiante me va a ganar? Never!" Y ahí voy yo también, sin miedo a la muerte. En las curvas hay que tener mucho cuidado, un error y la caída sería desastrosa. Mientras sigo bajando a toda velocidad, pienso "¿cómo estará la subida de regreso? Ya no quiero bajar...". Una máxima del ciclismo de montaña es "todo lo que baja, tiene que subir". Y así fué: una fuerte pendiente en terreno con piedra suelta. ¿Así o más complicado? En la bajada dejé al monito de mi categoría, pero en la subida me volvió a pasar. Creo que anda bien. Las nubes dan paso al sol y la temperatura empieza a subir. Un factor más. Después de un rato de subir pasamos por un par de poblaciones y es simpático escuchar a los niños que gritan "¡sí-se-puede, sí-se-puede!". Siguen sucesiones de bajadas-subidas que parece que no pero requieren buen manejo, el terreno es muy irregular y las piedras sueltas exigen. Me alegro de haber puesto sellador en mis llantas ayer, he visto muchos ponchados. Kilómetro 30: después de un descenso, mi rival me vuelve a alcanzar y me pasa. El toma y daca. Algo de terreno parejo y después una segunda subida fuerte y prolongada. El sol abrazante, afortunadamente hay varios puestos de hidratación. El otro corredor se detiene a media subida a comer algo y yo sigo; hace ratillo me comí mi gel y vengo bien. Despacio, despacio, aún falta mucho. La subida bien pesada, vengo en el payasito y aún así siento el rigor. De vez en cuando volteo, el paisaje es tremendo: barrancas enormes de color verde por la vegetación y sembradíos interminables de agave azul. Qué hermoso. Lástima que no hay mucho tiempo para contemplar el escenario. Subir, subir, administrar el esfuerzo. Finalmente la pendiente cede y vienen algunos descensos ligeros pero el terreno sigue siendo muy irregular, el suelo están infestado de piedras, baches, montículos, etc. Y otra vez me alcanza el otro corredor. Parece que será un duelo de resistencia hasta el final. Durante un rato rodamos juntos, aunque él viene detrás cortándose el aire. De vez en cuando serpenteo para no darle todas las facilidades. Previo a la penúltima población antes de la meta en Tequila noto su ausencia. Qué raro. ¿Le habrá pasado algo? Un tramo de carretera libre y luego a la antigua carretera. Caray, está peor que algunas brechas. Y de subida, pa'cabarla de amolar. El sol a todo lo que dá y ya casi no traigo agua, bebo un sorbo de vez en cuando. Una persona indica una desviación y le pregunto "¿tienes agua?". "No, pero a 200 mts. encuentras". 200, 400, 800, 1,200 mts... nada de agua. Me chorearon. Me siento molido. Tengo muchas ganas de pararme a descansar pero resisto la tentación y sigo pedaleando. El terreno tiene una pendiente suave pero suficiente para ir pedaleando con el payasito. No me queda fuerza para más. Los brazos me duelen. Llega una bajada... lo cual no sé si es mejor ó peor, no tengo que pedalear pero sí tengo que mantener el equilibrio y frenar a tiempo para no caer, hay mucha piedra suelta. Finalmente llego al cruce de un arroyo y veo que hay un puesto de hidratación. Aaaahhh, un muy buen trago de agua. Una última subida corta pero empinada, la termino y siento un tirón en la pierna izquierda; lo bueno que ya solo es bajada hasta la meta. Apenas cruzo y me doy cuenta que en una mesa tienen fruta y agua. Me paro e inmediatamente llega el calambre... ¡ouch! Aguanto para no perder la compostura pero me duele mucho. Como fruta, tomo agua y me relajo. Voy a la zona de meta para conocer mi posición final: 4to. en mi categoría, lo que significa que estoy en el podio. ¡Valió la pena el esfuerzo!
Bueno, hay que reconocer que fuí 4 de 7 en mi categoría y 46 de 77 en la general, pero es un buen resultado considerando mi nivel de acondicionamiento, que no es el óptimo. Y como dicen, "lo bailado quién me lo quita". Así fué...
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