La ansiedad a punto. Estoy en una calle del centro de la ciudad de Guanajuato en segunda fila esperando la arrancada, somos unos 15 ó 20 en la categoría Avanzados B (30-39 años). El dedo índice, aunque temblando por los nervios, listo para empezar el cronómetro. ¡Arrancan! Voy entre los 7-8 primeros. Vuelta a la izquierda, recta, vuelta a la izquierda, vuelta a la derecha, se ensanchan las calles y empieza la subida. ¡Vaya trepadón! El pulsómetro indica 101% de ritmo cardiaco. Dejo a dos en la subida y enfrente traigo a un corredor con un jersey de Orbea. "No lo pierdas de vista". Mientras, las piernas sufren para superar el ascenso. La pendiente cede y ahora es una calle empedrada. Una última subidita, vuelta a la derecha y ¡bajan! Una calle que parecía una rampa hacia abajo. Al final vuelta a la izquierda casi en "U". Mi respiración es muy fuerte. Y empieza lo interesante: callejones estrechos, vueltas cerradas, escalones, gente por todos lados, subidas y bajadas cortas en rápida sucesión, rectas con velocidad... ¡es un circuito muy divertido! La primer vuelta fué de reconocimiento para mí, pero conforme avanzaba el tiempo fuí soltando el freno y bajando con más confianza. Segunda vuelta, sigo detrás del corredor con el jersey de Orbea, lo paso en la trepada. Mis piernas sufren. 105% en el pulsómetro, tengo que bajar el ritmo, no voy a aguantar así toda la carrera. Al comenzar la tercer vuelta me doy cuenta que se ha creado distancia por delante y por detrás de mí lo cual me quita presión psicológica y reduzco el ritmo. A media trepada me bajo de la bici y subo caminando. Estoy sudando a chorros. Ya he visto a varios corredores parados, muchos problemas con la transmisión, particularmente la cadena y los desviadores. El circuito exige mucho, hay que anticipar bien los cambios para evitar forzarlos. Lo bueno que después de la segunda vuelta ya me había aprendido bien la ruta, ya sabía qué cambios tenía que hacer y en dónde. Aún así hubo un momento en que estuve a punto de tirar la cadena más allá del payasito, pero pude recuperarla. Nunca me dió problemas en los escalones y vaya que la bicicleta sufría unas sacudidas tremendas al bajar a toda velocidad. Por cierto, mucha ventaja la doble suspensión, no rebotaba tanto. De repente me pasaban los Elite, los Juveniles, el primer lugar de Master 30, un chaparrito con piernas como pistones, iba volando. Ultima recta, justo enfrente del Teatro Juárez, vengo a toda velocidad y una señora está a punto de cruzar la calle... "¡VOY!" grito con todas mis fuerzas, se espanta y se queda como estatua. Hay que tener mucho cuidado, las calles llenas de locales y turistas que de repente se cruzan. El ambiente es muy bueno. Cuarta vuelta, ya voy más relajado y decido llevármela tranquila para cerrar la quinta y última vuelta con todo. Vuelvo a bajarme de la bici en el trepadón. Percibo un bajón en la planta de poder y recurro a un gel mientras pedaleo lentamente por el empedrado. Aaahhh, la pila se recarga. En eso pasa Toño, amigo y compañero de viaje en esta aventura. El compite en Master 30 y viene a buen ritmo. "Vas en tercero, échale" le grito y lo pierdo de vista. Más abajo en los callejones, unos corredores me piden pista, dejo pasar a 2 Elite y a uno más... ¡era el de Orbea! Maldito... y yo que quería descansar. No me esfuerzo y me mantengo a distancia. Justo antes de llegar a la meta había una vuelta en "U", lo veo pasar de regreso y me digo "no lo voy a dejar ir, ése lugar es mío". Me relajo en la recta previa al trepadón y otro corredor con un jersey de esqueleto a quien ya había visto me alcanza a pasar, también de mi categoría. No puede ser... la subida es mi oportunidad. Ahora ó nunca, después va a estar complicado rebasarlos. Hago mis cambios y empiezo a subir. Siento que las piernas se me queman. Paso al primero. Viene la parte más empinada, por un segundo pienso en bajarme de la bici pero abandono rápido la idea, la inyección de adrenalina de ver al de Orbea justo enfrente de mí me dá el chispazo necesario para aumentar la cadencia y pasarlo lento pero seguro. Pedalear y mantener el cuerpo bien adelante para evitar que el manubrio vacile. Concentrancia, mucha concentrancia. Me pregunta "¿es la última vuelta?". "Sí, la última y nos vamos". Mejor dicho, me voy. Lo dejo atrás, al final del empedrado pido agua pero ya no hay, ni modo, a bajar lo más rápido posible. Ya no traigo mucha potencia para las subidas pero aguanto hasta donde puedo. Hay una vuelta en "U" en un corredor previo a los últimos escalones y veo que mis perseguidores no vienen tan lejos. Suelto los frenos y bajo sin temor a la muerte. ültima recta, brinco la cadena al plato mayor y patas pa'que las quiero... ¡fuga! Acelerador a fondo, llego a la meta entre dos corredores de otras categorías. ¡Uuuuffffff! Vaya que sudé sangre pero logré remontar posiciones. Recupero el aliento y me dirijo a la zona de meta para ver los resultados. Veo a Toño terminar su carrera. Los ojos voltean ansiosos a la pantalla, muchos corredores encimados buscando su resultado. Master 30, Antonio Cervantes en 3er. lugar. Avanzados B, Luis Pablo Hernández Gómez en 4to. lugar. ¡A güe... lita soy tu nieto! Sentía que me había ido bien y así fué. Vaya carrera. Toño me alcanza, le comento los resultados y nos felicitamos mutuamente. Los dos únicos corredores de Jalisco y dos podios... no estuvo mal. Después de recuperarnos nos fuimos a la premiación y aunque resultó eteeeeeerna la disfrutamos al ser condecorados.
Ya más relajados fuimos a cambiarnos, baño vaquero y a comer. Una arrachera que nos supo a gloria acompañada de una cerveza bien fría... ¿qué más se podía pedir? Después dimos un recorrido por las calles para tomar fotos de lo que había sido el recorrido de la pista. Tenía tiempo que no iba a Guanajuato, vaya que es una ciudad hermosa.
Así fué. Un domingo casi perfecto. El viaje sin mayores contratiempos, el clima en Guanajuato fué muy bueno, el trazado del circuito aunque corto (3 Km) pero muy bueno, exigente y divertido, un buen resultado, buena comida... finalmente, las cosas suceden por algo. 2 meses me quejé amargamente de no tener bici de montaña y sólo pude dedicarme a la ruta. Y justo cuando me entregan la bici, viene esta competencia que requería mucha cadencia. ¿Quién lo iba a pensar? Vaya que redituaron los kilómetros en la carretera.
Los dejo con las imágenes. Y a seguir entrenando, esto de posar para la foto de la premiación como que me agradó, jejejeje... :)
Altimetría
Llegada a la ciudad
En la fila para la inscripción
Alrededor de la zona de meta
Después de la carrera
Recorrido a pie por el circuito