Siendo el 20 de Noviembre un día de asueto, decidimos ir a pedalear a Atemajac. Así es, otra vez Atemajac. Sé que esto ya suena a disco rayado pero lo cierto es que es una ruta muy bonita, ese singletrack que proyectó al estrellato a Jimmy hace unas semanas en verdad que es hijo de tía soltera: no tiene madre. Además, ninguna ruta es la misma aunque se ruede con cierta frecuencia: las condiciones de clima y terreno siempre la hacen diferente. Y vaya que en esta ocasión el clima fué un factor: ¡inchi friyaso! El descenso de temperatura del fin de semana aunado al aire que soplaba fuertecito nos hacía pensar una y otra vez si en verdad íbamos a rodar... pa'cabarla de amolar no había lonches pa'l camino. Día feriado y en lunes, ni las gallinas ponen.
Finalmente nos armamos de ropa y valor y ahí vamos. Al inicio el termómetro indicaba 12 grados. Conforme fuimos avanzando se sentía cada vez más el rigor del viento helado. A mí me incomodaba la chamarra con el esfuerzo de las subidas ya que yo sudo hasta por el cicirisco, pero el frío se imponía y había que permanecer bien abrigado. "¿Vamos a ir al mirador? Con este clima, mejor vía corta". Pero más adelante "ya estamos aquí, vamos de una vez". Yo no conocía el mirador y tenía ganas de corroborar el paisaje. El termómetro como la popularidad de Bush, a la baja: 9, 8, 7...
Ah, pero una vez llegando al mirador, la recompensa: una vista preciosa. Hacia abajo una caída de unos... ¿200, 300 metros? Quizá más. Al fondo el nevado y el volcán de Colima haciendo presencia con una fumarola. Hermoso en verdad. Aprovechamos para descansar y comer algo, y por supuesto, las fotos obligadas.
De regreso Marce, el Chapo, Luis Miguel y Mario decidieron regresar a Atemajac. Sólo Arturo y yo nos fuimos con rumbo al singletrack. Avanzamos rápido y pronto llegamos al descenso, pero no era mi día y no lo disfruté tanto... iba más bien "frikeado". Seguimos descendiendo a buena velocidad y no paramos hasta llegar a Ferrería por la clásica "cokita". Ahí estaban unos lugareños en la tiendita echando chela e intercambiamos unos comentarios. ¡A seguirle! Ultimo tramo del recorrido... total, 43Kms en 3:17hrs.
Finalmente y como era de esperarse, Doña Eva no abrió. Tuvimos que ir a un restaurancillo cerca de la plaza y ahí degustamos pozole, birria y quesadillas... aahhh, nada como un guiso calientito para aliviar el hambre y el frío. Así pues, un buen recorrido, just as usual... ;)
Hace ya varias semanas el buen Mofles me comentó acerca de una manda que tiene de ir en bicicleta desde Guadalajara hasta Talpa y me invitó para acompañarlo. El ciclismo de ruta no es mi favorito ni es mi fuerte pero reconozco que es una buena forma de mejorar la cadencia y la técnica de pedaleo además de ser una opción con diferentes emociones: mayores velocidades, buenos paisajes, mayores distancias recorridas.
El caso es que a últimas fechas me he dedicado un poco más a rodar sobre pavimento con la bici de ruta en vías de preparación para el recorrido hasta Talpa, el cual representa nada menos que 200Km (Aprox.) de distancia. Se estima que terminemos en unas 8-9hrs. Luego entonces, el pasado sábado 4 de Noviembre salí junto con David Santana a un circuito que implica Periférico, Tesistán, Nextipac, Venta del Astillero, carretera a Vallarta hasta la caseta y luego de regreso por la misma carretera. 80Km en total en 2:40hrs. Una buena pedaleada, excepto que el día anterior fuí a cenar a casa de Víctor Robles con el pretexto de su cumpleaños y la velada se prolongó hasta casi las 4 de la mañana, al calor de una buena plática y unos mejores whiskys. Solo alcancé a dormir unas 3.5hrs... entre eso y que iba en calidad de "credo", pues ya se imaginarán. A pesar de ello no andaba tan mal, pedaleamos a buen ritmo aunque las subidas de regreso me pasaron la factura. Y luego por volverme a desvelar el sábado en un concierto de rock, el cuerpo dijo "¡basta!" y terminé con una buena infección en la garganta... definitivamente los excesos no dejan nada bueno.
Este año las lluvias tardaron un poco en irse pero finalmente cesaron, así que fuimos (28 de Octubre) a la ruta de Atemajac para intentar una variante con una supuesta vista panorámica espectacular. Cuál fué nuestra sorpresa que al llegar el sábado temprano había mucha neblina y soplaba un viento frío que invitaba a regresar inmediatamente a la cama... pero ya que, ya estábamos ahí. Arrancamos y lo bueno que el recorrido empieza con un ascenso para poder calentar. La neblina muy cerrada, en momentos no se podía ver más allá de 5-10mts. Por supuesto, no tenía sentido recorrer la variante hacia el mirador así que procedimos con la ruta "normal". Y de pronto... en una subida comienzo a sentir que la llanta trasera de mi bicicleta golpea en seco. "Ey, momento... ¿qué está pasando?". Me detengo y veo el amortiguador trasero: prácticamente sin aire.
"¡Joder! Y justo a mitad del recorrido, "#$%&...". Intentamos echarle aire con alguna de las bombas para inflar llantas pero nada, el acceso a la válvula es complicado, además que se requiere mucha presión. En eso Jimmy comenta que trae unos cartuchos de CO2 con un adaptador algo ya "viejito" por el uso pero que afortunadamente fué posible acoplar con la válvula del amortiguador. Dos cartuchazos (me refiero al CO2) y ¡listo! El amortiguador se extendió lo suficiente como para continuar rodando sin problemas. Uuuffff... y yo que ya me estaba haciendo a la idea de regresarme a patín.
Reiniciamos y pensé en regresarme vía corta para evitar que el amortiguador se desinflara nuevamente pero después de un rato, al ver que no perdía aire, decidí continuar con el grupo... y vaya que valió la pena. ¿Por qué? Los dejo con este video para que lo comprueben con sus propios ojos...
Ya al final del recorrido, Abraham, Raúl, Arturo y su servilleta nos quedamos para ir a comer con Doña Eva (¿es ese su nombre? Creo que sí), que'sque "bueno, bonito y barato". Mientras, dejé mi auto en una llantera para que revisaran una llanta que venía baja. Una vez satisfecho el apetito voraz después de una buena pedaleada, crucé el umbral hacia lo surreal: $60 pesos la cuenta de los cuatro. "¿Qué, qué?". Claro, no nos sirvieron 3 kilos de bisteces, pero definitivamente raya en lo ridículo lo que le cobran a uno aquí después de hartarnos de sopes, tacos y demás.
Y para completar el cuadro surrealista, al ir por mi auto Abraham me hace notar que el mecánico que arregla las llantas trae un pantalón blanco... que en realidad ya no es blanco. ????? Definitivamente, un paseo sui generis.