5 de marzo de 2011

Aquí seguimos

Después de un rato de flojera con esto de postear en el blog, vuelvo a las andadas. Gracias en parte a la gran cantidad de comentarios de mis fieles lectores que exigen y demandan contenido en este su blog favorito... ¡ja, ja, ja! El caso es que hoy me encuentro en casa con María, muy relajados, y pues decidí retomar este asunto.

Hoy no tenía intención de hacer una gran rodada ya que, como apenas regresamos de unas buenas vacaciones, la condición no anda muy bien que digamos. Pero, necio que es uno, ahí voy con el sujetillo Samir y la banda a La Primavera y pues a echar pedalazos. Al principio me sentía bien, no tan fregado, pero conforme iba pasando el tiempo las piernas empezaron a sentir el rigor. Algo que me gustó fué que no he perdido manejo, así que en las bajadas, con todo respeto para mis compañeros de rodada, los hacía morder el polvo, jejeje... en fin, todo bien hasta que a Olga se le ocurrió mencionar que nos seguíamos a la brujita. Y ahí vamos todos, bien obedientes. Sobre todo yo... ¿qué les ando haciendo caso? Ni que trajera combustible de sobra. Pero como dije, aferrado que es uno, y ahí voy. Luego, para agregarle más emoción, me salen con que no conocen bien la ruta de regreso. Vaya ocasión para esto... afortunadamente la incertidumbre no duró mucho y solo hubo que tener paciencia con el terreno arenoso y suelto cual corresponde a la estación y que implica estar subiendo y bajando de la bici constantemente.

Llegamos a Mariano Otero y de regreso... ¡ay piernitas, no se me rajen! Ya las traía como fideos asiáticos, blanditas, blanditas. Pero con paciencia y al pasito llegamos hasta la vuelta para agarrar por la Mosca al revés en lugar de seguir por la brecha principal, que es aburrida y sin nada de sombra. A esta hora el calor ya estaba pegando fuerte.

Nos metimos al escalón y pude sortearlo sin problemas, aunque me quería llegar la duda. Y ya luego al salir a la brecha que conduce a la Torre 2 resulta que me encuentro al buen Javier David, alias "Lley-Di", que también había venido a rodar al bosque. Al principio como que no lo reconocí, todo disfrazado de ciclomontañista, pero efectivamente era él. Algo lleno de polvo, y no precisamente por el que levanta uno al paso, sino más bien por las caídas... ni modo, está pagando el cover por entrarle a esto de la pedaleada. Creo que todos hemos pasado por ahí.

Terminamos sin mayores contratiempos, aunque yo venía con mucha sed e hice una escala en la tiendita ya de regreso; los malos pensamientos de Octavio y Samir los condujeron a creer que compraría mínimo un sits de chelas bien frías pero no fué así... aunque ustedes no lo crean, solo compré una agua mineral para refrescar la garganta.

En esta ocasión no hubo fotos pero sí que fué una buena rodada, y que mejor que acompañado de buenas amistades, aun cuando me costó one and half the other. Habrá que retomar el entrenamiento para recuperar pronto las energías. Así fué...

P.D. Sigan pendientes, en los próximos días estaré posteando sobre el viaje que María y su servilleta recién hicimos por Indonesia y Vietnam... ¡toda una experiencia!