20 de octubre de 2008

De vuelta a las andadas

O más bien, pedaleadas. Bueno, no es que lo hubiera dejado por completo, es solo que he estado bastante ocupado con un proyecto de índole empresarial y no había tenido muchas oportunidades de salir a que me diera el aire, solo de vez en cuando. Hace apenas unas 3 semanas ya retomé la actividad de la bicicleta con mayor frecuencia, principalmente en el Bosque de La Primavera. Una experiencia un poco diferente, ya que he rodado entre semana y las rutas prácticamente solas... se aprecia la tranquilidad y la falta de ruido citadino. En una de esas ocasiones tuve la fortuna de encontrarme con el buen Pancho Santana, a quien tenía mucho tiempo sin ver. Nos fuimos juntos a la Torre 2 y esta vez le tocó sufrir y llegar a pie; no cabe duda, la bicicleta es muy celosa.

Y hablando de re-encuentros, ayer salí un poco tarde de mi casa con rumbo a la Torre 1. Sentía los muslos cansados, el día anterior me fuí a correr a pie y estuvo pesadito, pero a ritmo y con paciencia pude llegar a la parte más alta sin mayores contratiempos. Inmediatamente tomé con rumbo a "el espinazo del diablo", vereda que baja de la Torre 1 y que es harto emocionante, ahora más con los estragos de las lluvias recién pasadas. A la mitad del camino me encuentro con un grupo que incluye nada más y nada menos que al "sujetillo" Samir, al Chapo, Luis, Octavio y otros que he visto en rodadas anteriores pero de quienes no recuerdo su nombre. Total, me uní a la banda y descendimos por una ruta que yo conozco como "El Chucky", yo solo la había hecho al revés de como bajamos, y creo que me agradó más en este sentido. Ahora bien ¿recuerdan que a mediados de Julio comentaba acerca del ataque de unas avispas en esta zona? Pues creo que siguen siendo el azote de los ciclistas, a un par de ellos los hicieron víctimas de sendos piquetazos y sólo se escucharon los lamentos de... bueno, ya se imaginarán, no los publico para mantener la clasificación "A" de este blog.

En fin, un muy buen descenso que requería manejo, hasta llegar a Mariano Otero. De ahí el regreso, me despedí de ellos en la caseta, ya que ellos traían vehículo y yo debía continuar hasta mi casa en la bicla. Unos buenos 55Kms en buena compañía. Así fué...